El Libro de Números tiene mucho que decir al respecto de la conducción de una multitud, el orden en la vida y el respeto ante la autoridad. En este capítulo llegamos a un acontecimiento crítico en la peregrinación de los israelitas en el desierto. En Cades, Coré y 250 hombres se sublevaron contra la autoridad religiosa y espiritual de Moisés y de Aarón.
Hay tres historias relacionadas a Aarón como el sumo sacerdote:
- 16:1-35 La rebelión de Coré.
- 16:36-50 Aarón hizo “expiación por el pueblo”.
- 17:1-13 La vara de Aarón.
Estas tres historias tienen la misma estructura. Las dos primeras son así:
(a)la queja del pueblo, y (b) el juicio divino.
La tercera invierte esta secuencia. Cada una dura dos días.
Objetivos:
- Nombrar las causas de una rebelión contra la autoridad de Dios.
- Concebir algunos métodos para vencer desafíos contra la voluntad de Dios.
- Buscar ecos de la Biblia para instruirnos en justicia.
- Enumerar principios de nuestro comportamiento siendo creyentes en Jesucristo.
Números 16:1–15 Coré desafía a Moisés y Aarón
Los rebeldes son identificados como un levita Coré el cabecilla acompañado por Datán, Abiram y On, rubenitas. Había también 250 príncipes, hombres de renombre (vs.1-3). Se advierte que el nombre de On desaparece de la historia. (¡Aparentemente no tenía fe en lo que estaba haciendo!)
Con una referencia al orden del campamento se nota la proximidad de Coré (de Coat) y Rubén.
Coré era un levita que no estaba contento ayudando en el tabernáculo; y pretendía “también el sacerdocio” (v.10). Por supuesto, esta actitud estaba en directa rebelión contra la Palabra de Dios dada por Moisés, puesto que fue Dios el que hizo los nombramientos para el tabernáculo.
No contento con rebelarse solo, reunió a 250 príncipes de Israel, hombres bien conocidos (¿Es probable que la mayoría de ellos fueran levitas?), así como a tres hombres de la tribu de Rubén, el primogénito de Jacob.
Los rebeldes rara vez dan la razón real para sus ataques; en el versículo 3 los hombres argumentan que “toda la congregación son santos” (Éxodo 19:6) y por lo tanto Moisés y Aarón no tenían derecho a tomar los lugares de liderazgo.
Por supuesto, esta rebelión se basaba en el egoísmo y la envidia. Estos hombres querían “ensalzarse a sí mismos” delante de la congregación. El argumento es que reclaman la igualdad, no porque los hombres sean biológicamente iguales sino porque ellos pertenecen a una misma comunidad y están igualmente relacionados con Dios.
¿Es cierto que toda la nación era santa para Dios? Hay que leer de nuevo Levítico 19:1-2 donde dice:
“Habló Jehová a Moisés y le dijo: «Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: »Santos seréis, porque santo soy yo, Jehová, vuestro Dios.”
Coré no atinó a oír con precisión la palabra pronunciada en Levítico 19 “Santos seréis…” Eso es tiempo futuro e implica: ¡Si hacéis todo lo que se enseña en la Ley, llegaréis a ser santos! Coré entendió que “Toda la comunidad son santos”. Pero no es así. No es un estado automático. La lista de peticiones quedaba reducida a tres puntos:
- no eres mejor que otro.
- todos en Israel han sido escogidos por Dios.
- no necesitamos obedecerte.
Moisés podría haber estado de acuerdo en que no era mejor que otro. También podía haber aceptado que todos los israelitas habían sido escogidos por Dios. Pero la aplicación que Coré hizo de esas verdades estuvo mal. No todos los israelitas habían sido escogidos para dirigir. La queja oculta de Coré era esta: “Yo tengo el mismo derecho que tiene Moisés para ser líder”. Su error no solo le costó su puesto, un puesto de servicio que él disfrutaba, sino además su vida.
- ¿Lo mismo es cierto en la iglesia de hoy?… no tenemos que codiciar el oficio espiritual de otro. Si un creyente quiere un lugar de liderazgo espiritual, tiene que demostrar que es digno por su carácter y conducta. Los oficios entre los hermanos llevan una responsabilidad grande delante de Dios.
¿Cómo reacciona Moisés? “Se postró sobre su rostro” (v.4). ¿Qué significa esta frase? ¿Es una manifestación de humildad o de quebranto emocional? Luego comienza a reaccionar con calma. Moisés y Aarón no se defendieron; dejaron que Dios los defienda. Moisés instruyó a Coré y a sus seguidores para que trajeran incensarios (vasijas para quemar incienso) al tabernáculo en donde Dios demostraría quién tenía razón en la disputa.
En el v.5 observamos el plazo propuesto: “mañana”. ¿Por qué? ¿Puede ser por motivos técnicos, o para que reflexionen y quizá se arrepientan?
Parece que los objetivos de Datán y Abiram eran diferentes (vs.13-14). Moisés les invitó que vinieran para hablar del asunto (v.12), pero ellos desafiaron su autoridad y rehusaron obedecer. Notamos cómo los hombres culparon a Moisés por su fracaso al no entrar en la tierra prometida, cuando fue su propia incredulidad lo que les trajo esa derrota.
Revisamos las circunstancias:
- Coré era hijo de Ishar y nieto de Coat (Éxodo 6:18,21). Por tanto, era miembro de la tribu de Leví. Eran músicos y estaban encargados de la música en el culto (Salmos 42-49, 84-85, 87-88). Coré pretendía quedarse con el sumo sacerdocio.
- Datán y Abiram pertenecían a la tribu de Rubén, primogénito de Jacob. Pensaban que la autoridad civil les pertenecía a ellos.
Números 16:16-24 El juicio contra las quejas
Moisés no hizo ningún esfuerzo por justificar la posición suya ni la de Aarón. Sin embargo dijo a Coré (Números 16:16-17):
“…Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante de Jehová; tú, ellos y Aarón. Que cada uno tome su incensario, le ponga incienso y se acerque a la presencia de Jehová cada uno con su incensario: doscientos cincuenta incensarios en total. Tú también, y Aarón, cada uno con su incensario.”
El escoger a los sacerdotes era prerrogativa de Dios. El llevar incienso simbolizaba presentarse delante de Dios para su aprobación. La palabra ´acercar´ también significa ´sacrificar´. ¡Si la ofrenda no es elegida, ellos mismos tienen que aceptar las consecuencias del juicio divino!
Un incensario era una vasija en la que se colocaba el fuego y el incienso para el culto hebreo. Algunos incensarios eran portátiles. El que se usaba diariamente era de bronce (vs.6,12,39) y el que se usaba en el gran Día de Expiación era de oro (1 Reyes 7:50). Cada día en el culto el incensario se llenaba con carbones tomados del fuego perpetuo. Sobre los carbones se echaba el incienso y así se difundía su fragancia (Éxodo 30:1, 7–10).
Números 16:25–35 Dios defiende la autoridad de Moisés y Aarón
Al día siguiente Dios intervino y juzgó a los rebeldes. Dios, quien antes había hablado por medio de palabras, ahora habló por medio de la acción (Números 16:31-33):
“Aconteció que cuando terminó de decir todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca y se los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré y a todos sus bienes. Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al seol; los cubrió la tierra y desaparecieron de en medio de la congregación.”
Seol era la sepultura a donde van a parar los muertos. Descender vivo al seol era considerado como un horrendo castigo. El castigo cayó sobre Coré, Datán, Abiram y sus respectivas familias. De esta forma el Señor confirmó el liderazgo de Moisés y de Aarón.
El Señor no reconoció al grupo de Coré. Sólo se dirigió a Moisés y a Aarón. Más adelante en el relato se nos dice que los ancianos estaban con Moisés (v. 25). A la congregación se le ordenó apartarse de las tiendas de los rebeldes, “para que no perezcáis por todos sus pecados” (v. 26). Sin embargo, cuando vino el juicio se hizo evidente que la mera separación no era suficiente. La gente huyó aterrorizada (v. 34).
Por último, el texto resume diciendo que ellos perecieron en medio de la asamblea, implicando que habían perdido su lugar entre el pueblo de Dios (v. 33). Los 250 partidarios murieron al igual que habían muerto Nadab y Abihú. Algunos eruditos piensan que la abertura de la tierra fue un fenómeno natural, señalando condiciones en partes del desierto que harían posible algo como esto. Tales explicaciones, cualquiera que sean sus bases, nunca deben oscurecer la verdad de que Dios había juzgado a los enemigos de sus siervos Moisés y Aarón.
Estos hombres y sus seguidores habían perdido completamente su perspectiva. Cuando quitamos nuestros ojos de Dios y comenzamos a mirarnos a nosotros mismos y a nuestros problemas, también comenzamos a perder nuestra perspectiva.
En Números 26:11 se nos dice que la familia de Coré no fue destruida. Esto explica por qué tenemos salmos titulados “para los hijos de Coré” en 84; 85; 87; 88. Es evidente que los descendientes de Coré estaban contentos de ser ministros humildes y no sacerdotes, porque escribieron en el Salmo 84:10 (Números 16:26):
“Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar donde reside la maldad.”
El escritor del primer Salmo comienza ensalzando el gozo de obedecer a Dios y no escuchar a los que lo desacreditan o ridiculizan. Dios no juzga a la gente sobre la base de la raza, sexo o nacionalidad. La juzga sobre la base de su fe en Él y la respuesta que dan a su voluntad revelada. Los que con diligencia tratan de obedecer la voluntad de Dios son como árboles sanos que dan fruto y que tienen grandes raíces (Jeremías 17:5–8). La sabiduría de Dios guía sus vidas. En contraste, los que no confían en Él ni le obedecen tienen vidas sin significado que el viento se lleva como si fuera polvo. Sólo existen dos caminos en la vida: el camino de la obediencia a Dios o el camino de la rebelión y destrucción.
Aquí en el Salmo 1 se encuentra un ejemplo de cómo andar en el camino de bendición según la exhortación de Moisés en Números 16:26. Las conexiones verbales del Salmo 1 con Números 16 nos llaman la atención:
La bendición y felicidad son consecuencias de una consagración a la vida que es buena. Nuestra singularidad debe notarse en nuestro estilo de vida.
Números 16:36–40 los incensarios de los rebeldes
Moisés le dijo al hijo de Aarón, Eleazar, que reuniera los incensarios y los convirtiera en láminas para cubrir el altar de bronce. Cuando los adoradores venían al altar, podían ver estas láminas y recordar que Dios juzga severamente el pecado de rebelión. ¿Por qué eran estos incensarios «santos» (santificados)? Debido a que Dios los usaba de una manera especial para enseñarle a Israel una lección. Permitir que los incensarios se trataran como «chatarra» o como implementos ordinarios hubiera disminuido el impacto del juicio porque los utensilios son santificados (vs.38,40). La importancia del uso de ayudas visuales es un tema importante en el libro de Números.
Números 16:41–50 Dios hizo que Aarón intercediera
Las muertes de todas esas personas no llenaron los corazones de la nación de terror y temor reverencial permanente. ¡Al día siguiente la congregación entera se rebeló de nuevo! La congregación se unió en contra de Moisés y Aarón y les acusaron de asesinos, pero Dios intervino y defendió otra vez a sus siervos. Por la tercera vez, Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros (vs.4,22,45). Si Moisés hubiera tenido un espíritu amargado, hubiera permitido que la plaga destruyera al pueblo. En lugar de eso, ordenó a su hermano Aarón que pasara por en medio de la plaga con su incensario y que detuviera el juicio. Literalmente se convirtió en su salvador; se puso entre los vivos y los muertos y detuvo la plaga.
En cierto sentido Aarón ilustra la obra de nuestro Salvador, porque Cristo dejó el lugar de seguridad para estar entre los vivos y los muertos y rescatar de la muerte a los pecadores.
Es trágico cuando unas pocas personas pecan y causan la muerte de muchos otros. Antes de que la rebelión concluyera, casi 15.000 personas habían muerto (v.49).
El mensaje de los capítulos 16–17 insiste en que el sumo sacerdocio de Aarón debe respetarse. Esto es, en primer lugar, una expresión de la santidad de Dios: Nadie se le puede acercar, excepto aquel a quien él ha llamado.
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…y ahora en el siglo XXI, nos preguntamos ¿Respetamos la autoridad suprema?
Nunca debemos olvidar lo que Jesucristo dijo (Mateo 28:16-20): “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó y les habló diciendo:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Después de las acciones de provocación de Jesús cuando purificó el Templo y maldijo la higuera estéril (Mateo 21:12-22), una reacción oficial era inevitable. Esta llegó de los principales sacerdotes y los ancianos, los oficiales responsables del templo, que constituían la mayor parte del Sanedrín. Jesús estaba, implícitamente, atribuyéndose una autoridad que amenazaba la supremacía de ellos.
Al contestarles con su pregunta acerca de Juan el Bautista (Mateo 21:25) los arrinconó muy eficazmente. Pero esto no era una evasiva ingeniosa, ya que infería una continuidad entre la misión de Juan y la de Jesús. Si Juan era verdaderamente el mensajero de Dios, lo que ellos no se atrevían a negar, entonces Jesús no era menos. Jesús continuó (vs.31-32) señalando los resultados del fracaso de ellos de responder a la misión de Juan, y por lo tanto a la de él.
Jesucristo tiene la autoridad de nuestras vidas, por eso hay que poner atención de lo que dice a sus discípulos (Mateo 16:24):
“Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”
“Tomar su cruz” no quiere decir que tenemos que morir en la manera en que Jesús murió, por la crucifixión. Tampoco habla de los sufrimientos o dificultades de la vida. Más bien significa algo diferente con respecto al discipulado. Notemos la información extra en Lucas 9:23. Dice “cada día”. Por eso es un hecho continuo durante nuestra vida en Cristo. El discípulo debe entender bien su naturaleza y repudiar los deseos de la carne. Por eso encontramos en Lucas 9:24-26 cinco principios espirituales:
- v.24 la vida egoísta = una vida autodestructiva.
- v.24 hay que confiar en Dios porque somos asignados a la muerte.
- v.25 los motivos equivocados en la vida estropean el progreso espiritual.
- v.26 hay que ser testigos de la fe que tenemos en Jesucristo.
- v.26 somos responsables de lo que hacemos en esta vida.
Hermanos, ¡hay que someternos a la autoridad de Jesucristo como la cabeza de la iglesia! Sólo podemos acercarnos a Dios a través de Cristo, nuestro sumo sacerdote, a quien él ha nombrado.
Momentos para reflexionar sobre el estudio.
1. Lea Números 16 y haga un breve resumen de los varios encuentros de los personajes.
2. Identifique ejemplos en el capítulo donde nos enseña:
- la paciencia de Dios
- la santidad de Dios
- el poder de Dios
- la justicia de Dios
- la misericordia de Dios.
3. Reconozca las circunstancias donde se manifiesta:
- la desobediencia
- el descontento
- la deslealtad
- el rompimiento
4. ¿Sobre qué bases formuló Moisés su intercesión?
5. ¿Qué lección práctica se deriva de estos episodios?
6. Converse con otro hermano y dígale lo que piensa de las siguientes frases. La historia de Coré nos hace varias advertencias:
(1) No permita que el deseo por lo que los demás han obtenido le haga sentir inconforme con lo que usted tiene.
(2) No trate de elevar su propia autoestima atacando a alguien más.
(3) No utilice parte de la Palabra de Dios para apoyar lo que quiere; en lugar de eso, permita que las Escrituras como un todo moldeen sus deseos.
(4) No espere encontrar satisfacción en el poder ni en la posición, quizá Dios quiera trabajar a través de usted en la posición en la cual se encuentra ahora.
7. ¿Cómo reaccionase frente a los obstáculos?
8. Prepara una lista de cómo podrá apoyar a todos los miembros de la iglesia.